Prueba Subaru Impreza 1.6 Lineartronic: amor potencial

Valoración

Prueba Subaru Impreza 1.6 Lineartronic: amor potencial

Prueba y opiniones: Gaby Esono

El Subaru Impreza es uno de esos pocos coches cuyo nombre evoca en la mayoría de usuarios, aficionados al motor o no, tramos de rally y altas prestaciones. La culpa es toda suya. Durante mucho tiempo la marca japonesa fue una de las grandes animadoras del Campeonato del Mundo de Rallies, certamen en el que ganó diversos títulos en la época de la transición de los Grupo A a los primeros WRC, en la que contó con pilotos como Colin McRae, Richard Burns y Petter Solberg, además de Carlos Sainz.

Diría que las exigencias del reglamento de la FIA eran una mera excusa para lanzar al mercado unas variantes del Subaru Impreza que, estéticamente, no desmerecían nada a los prototipos de competición. El característico color azul y el llamativo alerón fueron, entre otros detalles, los responsables de que la imagen de Subaru se asociara a la máxima eficacia sobre el asfalto.

La cosa es que Subaru, en realidad, es algo un poco diferente. Es cierto que, tras retirarse de los rallies como marca oficial, no han dudado en seguir amortizando esa imagen deportiva incluso a día de hoy. Pero, si uno echa un vistazo a su historial, lo suyo son sobre todo los coches prácticos. Los Subaru Forester, Subaru Outback, el Subaru Levorq -o antes el Legacy- y el Subaru XV son claros ejemplos de su planteamiento en el mercado: coches robustos y fiables, de impecable factura, buen comportamiento dinámico y un punto de exclusividad que no quedan empañados con esporádicos ejercicios excéntricos como el Subaru BRZ.

De los rallies queda el nombre

La quinta generación del Subaru Impreza responde claramente a esa filosofía pragmática. Es un coche compacto, del segmento de los SEAT León, Volkswagen Golf, Peugeot 308, Honda Civic o Toyota Auris -perdón, vuelve a ser Toyota Corolla ahora-. Como tal, su enfoque trata de ser el de un coche versátil, de dimensiones contenidas, que permiten un uso razonable en ciudad, pero no tanto como para rechazar los viajes largos con los niños y el equipaje bien sujetos atrás.

«Como todos«, podrías decir. Y yo te digo que va a ser que no. El Subaru Impreza en realidad es un coche muy especial porque tiene cosas que ningún otro coche de su segmento ofrece.

«¿La tracción integral permanente simétrica (Symmetrical All-Wheel Drive)?» Sí, pero aún hay más.

«¿Un motor bóxer que ofrece un refinamiento de marcha y un bajo centro de gravedad inigualable para cualquier motor de 4 cilindros en línea convencional?» Tampoco es eso.

Lo que distingue a este coche es que se trata del más seguro de Japón. No del segmento de los compactos, no. De todos los que han pasado las pruebas de choque y de protección de peatones realizadas por JNCAP (Japan New Car Assessment Program), el equivalente al EuroNCAP aquí, hasta el año 2016, año de lanzamiento del coche en Japón.

El Subaru Impreza consiguió ese resultado en los crash tests gracias, fundamentalmente, a la estudiada rigidez de la plataforma SGP (Subaru Global Platform), estrenada en el Subaru XV. Combinado con una suspensión muy equilibrada, firme pero cómoda, uno se encuentra con un coche de comportamiento dinámico sobresaliente. De coche familiar pero con ciertas ínfulas, casi de deportivo. Esta fue mi primera sorpresa cuando lo conduje.

La semana de prueba coincidió con la celebración de la Baja Aragón 2018, y tanto durante el viaje a Teruel por autopista y autovía, como en los varios centenares de kilómetros que hice por carreteras secundarias para cubrir la carrera, me dejó un gran sabor de boca.

La marca asegura que han hecho importantes mejoras tanto en la dirección, como en la suspensión y el sistema de frenos. Pues he de decir que no tengo ninguna pega que reprocharles en este sentido. Claro que, teniendo en cuenta que además cuenta con un muy efectivo sistema de tracción total permanente, con el 60% del par dirigido al eje delantero y el 40% al trasero, con reparto activo de par (Active Torque Split) y el reparto activo de par en curva (Active Torque Vectoring), parece que todo resulta más fácil.

Mucho bastidor para este motor

Ahora bien, me habría gustado ver qué era capaz de hacer este bastidor con un motor más potente que el 1.6 de gasolina atmosférico de 114 CV (único disponible en el momento del lanzamiento) y, sobre todo, con una transmisión diferente al variador continuo CVT de serie, que Subaru denomina Lineartronic.

No conozco a nadie que le parezca que un CVT sea la mejor opción para un coche. Yo, la verdad, después de haberlo conducido un montón de kilómetros con el XV y otro pico más con el Impreza, he de reconocer que los prejuicios han disminuido un poco. O, mejor dicho, me acabé acostumbrando y adaptando mi conducción a su peculiar funcionamiento. ¿Resignación? No exactamente.

Está claro que en ciudad su suavidad es lo más y mejora a la mayoría de cambios automáticos. Vale también para vías rápidas, si no necesitas hacer demostraciones absurdas de aceleración en cada incorporación o a la salida de los peajes. Pero si lo tuyo es «curvear»… ahí, amigo, las cosas se tuercen un poco.

En primer lugar porque el motor no da ni más ni menos que lo que se puede esperar de él. Refinado y razonablemente elástico, la respuesta del pequeño motor bóxer es similar a la de otros propulsores de similar potencia y no sorprende por su exceso. Y, aunque así fuera, el Lineartronic se encarga de filtrar cualquier alegría, porque en este caso ni siquiera cuenta con una función de cambio de marchas manual «virtual» que sí tiene el XV con el motor 2.0.

Para conseguir la máxima aceleración, la única forma es pisando a fondo y esperar que la aguja del velocímetro vaya escalando progresivamente hasta que el sonido del motor a 6.000 vueltas sea coherente con la velocidad que se obtiene. El cambio también cuenta con una L (de Low), pone la relación en un modo más corto para aumentar la retención del motor en bajadas prolongadas.

He de reconocer que pequé un poco con este coche. La mayor parte de los kilómetros los hice solo, con poca carga y con prisa por llegar a varios puntos de paso de cada tramo de la Baja. Aún así, la media de consumo después de 1.400 kilómetros se quedó en los 8,0 l/100 km, un poco alejados de los 6,4 l/100 km homologados (6,2 l/100 km con las llantas de 16 pulgadas de la versión Sport), pero que en una conducción convencional estoy seguro de que se pueden reducir entre 1 y 1,5 l/100 km.

Por fin un coche compacto por fuera (4.460 mm) y amplio por dentro. El Subaru Impreza cuenta con unas de las plazas traseras más amplias de su segmento, gracias en gran medida a la amplia distancia entre ejes (batalla de 2.670 mm). Aquí es verdad que no esperaba menos teniendo en cuenta la buena impresión que me causó su hermano campero, el XV.

Asistencias de última generación

En cuanto a las plazas delanteras, buen espacio para el conductor y acompañante, asientos que sujetan bastante bien, mandos en su sitio y, una vez te has hecho al ejército de teclas de su volante multifunción, todo fluye. O casi, porque con este puesto de conducción me he encontrado dos veces con el mismo problema (XV e Impreza): con el paso de los kilómetros, me acababa doliendo la pierna derecha al apoyarla en la pared de la parte inferior central del salpicadero.

Por esas cosas del marketing, para las unidades que llegan al mercado español han decidido que el Impreza tenía que venir equipado con todo lo que Subaru es capaz de desarrollar a nivel de asistencias a la conducción: el EyeSight.

Este dispositivo se apoya en la información recibida de dos cámaras HD estéreo con sensores CMOS para ofrecer funciones de seguridad tales como aviso y frenada precolisión, control de crucero adaptativo, aviso de cambio y permanencia de carril, control del acelerador precolisión y aviso de avance del coche delantero.

En definitiva, el EyeSight detecta los objetos frente al vehículo, los identifica y avisa al conductor. Si no hay reacción (maniobra de evasión, frenada insuficiente o no frenar nada), actúa sobre el motor, la transmisión y los frenos para evitar la colisión.

 

En definitiva, un equipamiento de serie completísimo que incluye un buen equipo de información y entretenimiento, compatible con los sistemas Android Auto y Apple Car Play, pero en el que no existe la posibilidad del navegador integrado. Se echa de menos que no exista ni siquiera la opción, pero aquí tengo que darle la razón al equipo de Subaru: cuando en un coche de prueba está disponible el Google Maps, la app Maps de IOs (como en este caso) o Waze, al final acabo utilizando más cualquiera de ellos que el propio del vehículo, aunque sea a costa de ir consumiendo datos durante el viaje.

Al igual que en el Subaru XV, además de amplias las plazas traseras están muy bien diseñadas y permiten acoplar fácilmente las sillitas infantiles. Las tapas de los marcos que ocultan las fijaciones ISOFIX se ocultan en los propios marcos, de forma que no hay peligro de perderlas.

En el debe, la extraña posición del cinturón de seguridad central trasero, que se repliega en el pilar C derecho, incómodo de acceder.

El maletero, de 385 litros de capacidad (y hasta 1.310 litros con los asientos posteriores plegados) tiene una capacidad sobre la media del segmento.

La boca de carga tiene una amplitud de más de un metro. Sin embargo, cuando desmontas la bandeja enrollable, no supe encontrar una forma adecuada de guardarla en el maletero sin que molestara.

El Subaru Impreza cuenta con dos versiones: el 1.6 Sport y el 1.6 Executive. Este segundo era el acabado de la unidad probada.

El Sport cuenta de serie con elementos como el Subaru EyeSight, 7 airbags, asistente de arranque en rampa, el climatizador automático, freno de mano eléctrico, los asientos delanteros calefactables, el sensor de luces y lluvia o el sistema de audio con pantalla táctil de 6,5 pulgadas y conexión Android Auto y Google Car Play.

El Executive añade el aviso de ángulo muerto, aviso de tráfico trasero, llantas de aleación de 17 pulgadas, climatizador bizona, cámara de visión trasera, llave inteligente, luces antinieblas, luces diurnas de LED, asistente de cambio de luces o la pantalla multifunción superior, entre otros.

Precios Subaru Impreza

Versiones
Subaru Impreza 1.6 Sport 20.400€
Subaru Impreza 1.6 Executive 23.200€

Ficha técnica y medidas del Subaru Impreza

FICHA TÉCNICA SUBARU Impreza 2018
Motor 1.6i
Combustible Gasolina
Número de cilindros/cilindrada (cc) 4 bóxer / 1.599
Nº de válvulas por cilindro 4
Diámetro x carrera (mm) 78,8 x 82,0
Relación de compresión 11,0:1
Potencia máxima CV (kW) /rpm 114 (84) / 6.200
Par máximo Nm/rpm 150 / 3.600
Alimentación Inyección multipunto
Distribución Variable dual
Tracción Symmetrical AWD
Caja de cambios Lineartronic (CVT) con función Low
Consumo medio (l/100 km) 6,2-6,4
Emisión CO2 (g/km) 140 -145
Velocidad máxima (km/h) 180
Aceleración 0-100 km/h (s) 12,4
Medidas Subaru Impreza 2018
Longitud (mm) 4.460
Batalla (mm) 2.670
Anchura (mm) 1.775
Altura (mm) 1.480
Altura libre al suelo (mm) 130
Maletero (l) 385-1310

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