Salón del Automóvil de París: Audi A7 Sportback

Redacción (París).- Algo tienen los coupés que los hacen irremediablemente más atractivos que las tradicionales carrocerías sedán, con tres volúmenes bien definidos.

La línea de cintura alta en relación con su contenida altura es una norma que el Audi A7 Sportback respeta religiosamente, al igual que la figura alargada del capó y la suave caída de la luneta posterior, que enlaza de forma fluida con la zaga.

El recurso estético de las cuatro puertas sin marco, imprescindible en este tipo de creaciones, enlaza sin problemas con la practicidad que le aporta a esta carrocería el portón trasero, que habilita una excepcional entrada al maletero.

Ello no significa, en todo caso, que cuente con una mayor capacidad que sus hermanos homólogos, el A6 o el A6 Avant, que presumen de unas cavernas de 546 l y 565 l respectivamente, frente a los 535 l del A7 Sportback, todo un logro teniendo en cuenta las formas su carrocería.

El interior presenta una evolución del estilo ya conocido en la marca de los cuatro aros, donde el conductor se siente protagonista absoluto.

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Entre los componentes que llaman la atención en el salpicadero se encuentra la pantalla del navegador, que es retráctil, cuando en este segmento es más habitual que tenga una posición fija. Nada que reprochar a los acabados, que se encuentran en un nivel altísimo.

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