Prueba Bentley Continental GT V8 S Convertible: excelencia típica

Valoración

 

Prueba realizada por Gaby Esono

Majestuoso. Señorial. Esplendoroso. Sublime. Cualquiera de estos adjetivos sirve para definir un Bentley sin temor a equivocarse. Y para escribir esta prueba, podría bastar con tener a mano un diccionario de sinónimos, buscar algunos del estilo de esos cuatro y podría bastar.

Bentley Continental GT V8 S Convertible

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Eso también serviría para el Bentley Continental GT V8 S Convertible, el coche que Cars Gallery, concesionario de la marca en Barcelona, me cedió para la ocasión. Y quien dice coche, dice monumento. Porque si de algo puede estar uno completamente seguro, es de que cualquiera de las creaciones que salen de la factoría de Crewe puede considerarse una obra, llámese de arte, llámese de ingeniería; o, quizá mejor, una combinación de ambas.

Bentley Continental GT V8 S Convertible

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Sea como fuere, la búsqueda de la excelencia, desde los aspectos más masivos hasta los detalles más nimios, forma parte de la idiosincrasia de esta marca. Siempre ha sido así, sin importar quién esté por encima moviendo los hilos de su destino, ni de donde nazca realmente la tecnología para ofrecer un producto acorde con las exigencias más sibaritas del siglo XXI.

Bentley Continental GT V8 S Convertible

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Por ese motivo, a la hora de analizar este descapotable, creo que era necesario intentar desproveerme del cálido –en este caso- barniz de los prejuicios y protegerme del brillo de su escudo, olvidar en lo posible su ilustre historia y tomar en su justa medida su apabullante apariencia.

Ya te digo ahora que no lo he conseguido del todo, porque si en algún coche tiene sentido dejarse llevar y deslumbrar es precisamente en un ejemplar como éste, en el que el lujo de partida asciende varios grados, por eso de que se puede disfrutar a cielo abierto. Y si a eso le añades un buen tazón de sal (potencia a raudales) y pimienta (un sonido creado para estremecer), el resultado es de los que no se olvidan fácilmente.

Una de las muchas tradiciones que Bentley ha cultivado a lo largo de sus 95 años de historia es la utilización de motores V8, o más. La prueba la encontramos en el motor V8 de la serie L montado en el Bentley Mulsanne, lleva nada menos que 50 años en el mercado, convenientemente renovado, claro está.

Bentley Continental GT V8 S Convertible

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A pesar de que hasta hace bien poco los motores de 8 cilindros se habían convertido casi en populares (hasta el Volkswagen Passat llegó a montar un W8), los tiempos de búsqueda de la eficiencia a toda costa han devuelto una parte del halo de exclusividad de este tipo de construcción. De hecho, mientras que marcas como Mercedes-Benz o BMW lo han reservado para versiones de muy alto nivel (y han dejado de lado sus poderosos diésel V8), para Bentley ofrecer un bloque más pequeño con la excusa de reducir emisiones no es ni remotamente una opción.

Bentley Continental GT V8 S Convertible

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Y como no tiene tanta necesidad de plegarse a ciertas concesiones ‘ecoestéticas’, para mejorar el rendimiento de sus propulsores prefiere tirar de tecnología, en lugar de cortar cilindros. Al menos de momento.

Tiene sentido, porque Bentley siempre ha tenido un ojo puesto en la eficacia en carretera, en consonancia con su antigua tradición deportiva. Y en ese sentido, si a un V8 lo dotas con la cilindrada suficiente, siempre te dará a cambio un destacado refinamiento de marcha y unas prestaciones de primer orden. El Bentley Continental GT V8 S Convertible te da de las dos en abundancia, tal y como publiqué en la noticia de su lanzamiento.

Bentley Continental GT V8 S Convertible

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Igual que el tope de gama del Bentley Continental GT, que monta el conocido motor W12 del Grupo Volkswagen, las versiones con propulsor V8 como el de esta prueba aprovechan el banco de órganos del consorcio alemán. En este caso, la mecánica de partida es la misma que la del Audi S8.

Con 4,0 litros de cilindrada y sobrealimentado con un sistema biturbo, los 528 CV de potencia a 6.000 rpm y, sobre todo, los 680 Nm de par motor, es difícil encontrar un lugar tranquilo donde buscar el límite de esta versión, que es la «intermedia» de la gama Continental GT. Mi primer intento fue en una de mis rectas de referencia, suficientemente larga y necesariamente ancha, a unos 40 kilómetros del centro de Barcelona. Allí el cabrio inglés me dejó bien claro que el sonido bronco procedente de su sistema de escape deportivo opcional (1.860 euros) no era solo una mera señal de advertencia para los exasperantes amantes del carril izquierdo.

Bentley Continental GT V8 S Convertible

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Decir que el V8 de Crewe empuja como un demonio no se acerca ni remotamente a la sensación de poderío que proporciona cuando sus cuatro ruedas (cuenta con tracción total) hacen lo imposible por llevarte más lejos que nadie antes que ningún otro. No es que haga desaparecer como por arte de magia sus 2.470 kg. de peso en seco (conmigo, la gasolina, el equipaje y demás, seguro superaba los 2.600 kg. de largo). Antes al contrario, su fuerza bruta hace que sientas claramente la masa que tienes entre manos, y te abduce por completo con cada aceleración a fondo.


Si estuviéramos en Alemania, concretaría con cifras lo espectacularmente sencillo resulta alcanzar velocidades que son merecedoras de prisión aquí. No en vano, estamos hablando de un modelo que promete una punta de 309 km/h (ya he dicho que es difícil encontrar su límite en línea recta, pero…) y acelera de 0 a 100 km/h en 4,7 segundos. Y si me dicen que menos, también me lo creo. De todas formas, sin que quiera hacer ahora apología de la velocidad, lo cierto es que la seguridad que transmite su asentado tren de rodaje permite rodar pero que muy por encima de unos límites que, vamos a recordarlo, en nuestro país llevan instaurados más de tres décadas.

Bentley Continental GT V8 S Convertible

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El caso es que, respetes los límites o no, la contundencia del V8 biturbo impresiona tanto como su finura cuando vas a velocidad de crucero, sea cual sea. Y eso a pesar de que, en algunos momentos, su sistema de desconexión de cilindros hace que nos movamos en modo ‘humilde’, con solo cuatro pucheros quemando gasolina para ahorrar emisiones en la medida de lo posible.

A ese refinamiento contribuye también lo suyo la caja de cambios, una automática de 8 relaciones firmada por el especialista ZF. Apenas se percibe el resbalamiento del convertidor de par y las transiciones son extremadamente rápidas, aunque en las recuperaciones de ‘pie a tabla’ la respuesta del motor es tan brutal que ni siquiera esta transmisión es capaz de filtrarla y se nota un pequeño vacío.

Bentley Continental GT V8 S Convertible

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Estoy por pensar que lo han dejado adrede, para aumentar la sensación de poder al hundir el pedal derecho. Lo mismo que la peculiar posición de las levas tras el volante, que se confunden con los mandos de intermitencias y limpiaparabrisas y no incitan demasiado a ser utilizadas.

Un mundo bien distinto al del conjunto motor/transmisión te encuentras cuando pisas el pedal de freno. El Bentley Continental GT V8 S se detiene sorprendentemente bien, pero con matices. Los enormes discos delanteros de 405 mm de diámetro, opuestos a unas pinzas de 8 pistones, más unos discos traseros de 335 mm para el eje trasero, cumplen su cometido con creces, si se entiende que lo suyo es parar una masa tan considerable las veces que haga falta, haciendo un uso del coche llamémosle racional.

Llevados un poco más al límite también aguantan bien, pero no tanto como para bajar de la estación de esquí de los Alpes con el cuchillo entre los dientes. Si eres de ese tipo de gente, para eso están los discos carbocerámicos opcionales.

Bentley Continental GT V8 S Convertible

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Decir que su ambiente son las amplias autopistas más que los tramos revirados quizá sea una obviedad, pero tengo que decirlo. Una vez más, el Continental GT Convertible sorprende porque resulta mucho más ágil de lo que sugieren sus dimensiones. Desde luego, su chasis no da la más mínima impresión de sufrir torsiones, y el bastidor cuenta con todo lo necesario para mantener el tipo en cualquier escenario.

Bentley Continental GT V8 S Convertible

Bentley Continental GT V8 S Convertible

Partiendo de la base de la versión, ejem, más modesta, en el V8 S se rebajó 10 mm la altura y se endurecieron los tarados de muelles y barra estabilizadora. La amortiguación electrónica CDC (Continous Damping Control) permite elegir entre varias durezas, aunque incluso en la posición Sport, más rígida, era difícil que un bache perturbara la paz del interior. Antes lo hacían los sufridos y voluntariosos neumáticos de esta unidad: unos Pirelli P Zero 275/35 en llanta de 10 radios opcional de 21 pulgadas (2.425 euros; la llanta de serie es de 20 pulgadas). Eran los primeros encargados de llamar la atención progresivamente en los tramos de curvas más cerradas cuando se acercaban los límites de lo razonable. Y de la física también.

Desde aquí quiero lanzar un mensaje a todas aquellas marcas que aspiran a hacer un coche ‘tipo premium’ y se quedan a medias: no os quedéis en las típicas alemanas y dadle un repaso a un coche de lujo de verdad.

Bentley Continental GT V8 S Convertible

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El Bentley Continental GT V8 S Convertible es precisamente eso. Un automóvil en el que los detalles escondidos se tratan con el mismo cariño que los más evidentes. ¿Es mejor un tirador que una ruedecilla para abrir y cerrar las entradas de aire? Pues igual no, pero así es más elegante y, sobre todo, menos estándar.

Bentley Continental GT V8 S Convertible

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Este es solo un pequeño ejemplo, pero el descapotable británico está plagado de pequeños y grandes detalles que hacen la vida a bordo una experiencia distinta a la de cualquier otro coche. Sí, puede que haya caído en otro tópico, pero que en este caso coincide casi por completo con la realidad. ¿Casí? Sí, casi.

Y es que el primer olor que percibí al sentarme dentro con la capota cerrada me resultó vagamente familiar. Ya se sabe, los coches nuevos huelen, y un Bentley también, aunque no me evocó la hierba recién cortada de la campiña inglesa, sino al de un Audi. Era un olor más mitigado que cuando entras en un ejemplar de los cuatro aros, pero inconfundible. Y entonces piensas que, por mucho respeto que se le tenga a Bentley, la casa madre (el Grupo Volkswagen) tenía aparecer por algún lado.

Bentley Continental GT V8 S Convertible

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Bentley Continental GT V8 S Convertible

Bentley Continental GT V8 S Convertible

Recuerdo que tras un par de indicaciones del comercial que me entregó la llave, salí del concesionario en busca de la primera autopista que tuviera a mano. Descapotado, por supuesto, porque quería sentir el aire en mi cara conduciendo un coche así, como si no supiera qué es un descapotable.

Bentley Continental GT V8 S Convertible

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Después de ver que ni a alta velocidad era capaz de despeinarme (Sí, despeinarme. ¿Qué pasa?…), decidí bajar las ventanillas, y entonces sí pude apreciar la velocidad a la que estaba casi volando.

Bentley Continental GT V8 S Convertible

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Media hora más tarde ya me había ventilado el glamour y cerré la capota para ver qué tal iba de aislamiento. Seguro que bien, pero no estoy seguro, porque de repente lo que me llamó la atención de verdad fue el sonido del motor.

Grave y profundo. Poderoso. Espectacular. Y lo mejor de todo, presente sólo cuando el pie derecho decide pedir paso. A mí me encantó, la verdad. Otra cosa es que me cuadre con el talante general del coche.

Pisar el acelerador y saber que, al final de la recta más larga que conozcas, todavía le quedaría margen para más, es una sensación increíble y muy placentera. No es tanto la necesidad de pisar el acelerador como la seguridad de saber que el motor V8 estará allí siempre que le reclames.

Bentley Continental GT V8 S Convertible

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Bentley Continental GT V8 S Convertible

Bentley Continental GT V8 S Convertible

¿Es eso lo mejor que tiene el coche? Pues tal vez no, porque por muy deportivas que hayan querido vestir sus reacciones, lo cierto es que el Bentley Continental GT V8 S Convertible es un descapotable no de lujo, sino de superlujo.

De modo que si se le tiene que juzgar por algo es por la gran calidad y tacto de sus acabados, que son de lo mejor que he tenido ocasión de tocar desde que llevo Cochesafondo.

Con casi un siglo de historia a sus espaldas, ahora no vendré yo a decirles cómo tienen que hacer coches y, de hecho, la única pega real que he encontrado es la posición de las levas del cambio de marchas.

Bentley Continental GT V8 S Convertible

Bentley Continental GT V8 S Convertible

Tengo, sin embargo, una más filosófica: ¿puede de verdad un cabrio de superlujo tener un comportamiento deportivo? Después de unos cuantos kilómetros con este ejemplar, me ha quedado claro que de momento no, por mucho empeño y tradición en competición que atesore la marca.

Bentley Continental GT V8 S Convertible

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Por eso me pregunto, retóricamente claro está, hasta qué punto es necesario hacer un coche tan sumamente potente y sonoro cuando es muy probable que sus recorridos más frecuentes sean de la casa de la playa al puerto deportivo y viceversa.

O igual no, y resulta que muchos de sus potenciales clientes también lo usarán para sus desplazamientos desde Saint Tropez a Cortina d’Ampezzo. En ese caso, la pregunta se quedaría en: ¿hace falta que sea tan sonoro?

El Bentley Continental GT V8 S aglutina todo lo excelso que se puede encontrar en un coche, descapotable o no, y su precio de partida no desentona en absoluto: 151.500 euros.

A partir de aquí, claro está, la lista de equipamientos disponibles podría extenuar al más motivado y fervoroso cliente, que podría pasarse horas y horas marcando y desmarcando casillas del configurador, que no tiene fin.

Desde el logo de Bentley bordado en los apoyacabezas (480 euros) al espectacular equipo de sonido desarrollado por Naim (5.475 euros), todos los detalles están pensados para que uno se plantee hasta qué punto es pragmático (navegador, 1.350 euros) o, ya que se da el capricho, se haga con todas las consecuencias (costura de color de contraste, 1.430 euros).

 

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