Prueba realizada por Gaby Esono
Los todoterrenos de verdad, los que te permiten adentrarte en lugares insospechados, son lamentablemente una especie en extinción.
La mayoría de las marcas, con ese espíritu pragmático que las suele caracterizar, han poblado sus respectivos catálogos de SUV (Sport Utility Vehicles) o todocaminos, es decir, vehículos familiares con aspecto de todoterreno que, sin embargo, están más pensados para ofrecer un comportamiento cómodo y seguro en asfalto que para desafiar trialeras.
En cierto modo, esto es una ventaja. Así, el comprador que está buscando un 4×4 que sea capaz de hacer lo que se espera de un coche de ese tipo lo tiene fácil: si no lleva reductora de fábrica, no vale. Como mínimo.
A partir de ahí, pasarse por una escuela como la de baSSella experiences es el siguiente punto necesario. Si las escuelas de conducción segura son un servicio que debería ser obligatorio para todos los conductores noveles (y para la mayoría de los veteranos), en el caso de la conducción 4×4 se trata más de un ejercicio de sentido común.
Y es que una cosa está clara: la práctica de la conducción off road implica, inevitablemente, que harás amistad con el planchista de tu barrio. Ahora bien, la diferencia entre hacer un curso y no hacerlo depende de tus ganas de hacerle rico o muy rico. O, hablando más en serio, la mejor manera de conocer la capacidad de tu coche, aprender a conducirlo fuera del asfalto, a leer el terreno y a comportarte sobre territorio agreste, es dejando que te enseñen profesionales experimentados.
El curso de conducción 4×4 impartido en baSSella experiences empieza con una breve sesión teórica. Enric, el monitor encargado de la sesión a la que asistimos, nos dio varias nociones básicas de conducción, empezando por la postura al volante («Hay que sentarse en ángulo recto, mirando al frente y no al cielo; y con los brazos flexionados, no estirados»), así como por la necesidad de ponerse el cinturón: «Aparte de por la seguridad en caso de choque, especialmente en las pendientes pronunciadas nos sirve para mantenernos sujetos al asiento sin tener que buscar apoyos».
Se dan otras indicaciones, como girar las ruedas hacia el sentido de la pendiente cuando afrontamos un paso con inclinación lateral, o que en una rampa pronunciada se debe afrontar con más gas al principio, aunque más tarde pudimos comprobar que la mejor forma de saber lo que hacer era metidos en el coche y escuchando las indicaciones que daba Enric a través de la emisora.
La otra parte relevante de la teoría es, lógicamente, la que se refiere a los vehículos. En ella se explican los diferentes tipos de transmisión que puede equipar un todoterreno: tracción total permanente con bloqueo del diferencial central, tracción total conectable (en este caso no existe diferencial central), así como bloqueos de los diferenciales trasero o delantero. En el caso de estos últimos, por ejemplo, «es importante conectarlos antes de entrar en una zona donde sea probable que los vayamos a necesitar y, sobre todo, desconectarlos una vez la hayamos superado, para evitar dañar la transmisión».
A pesar de que el mismo Enric reconocía «que no conocemos de memoria qué sistema lleva cada coche», lo cierto es que viendo cómo reaccionaba el coche desde fuera era capaz de decir qué había que conectar en cada uno en cada momento. En este sentido, el monitor valoraba de forma muy positivahacer con cada uno. Aunque eso fue después.
Los vehículos actuales cuentan, asimismo, con la inestimable aportación de las ayudas electrónicas, un hecho que Enric valora de forma muy positiva: «Gracias a ellas los coches hoy pueden pasar por zonas más complicadas de forma mucho más fácil», explicaba Enric, un hecho que pudimos constatar durante el curso.
La primera demostración de que el curso iba en serio es que el coche con el que me desplacé a Bassella, un BMW X3, no pudo superar el primer obstáculo.
A pesar de que el curso está previsto tanto para 4×4 puros como para SUV, la escasa altura del modelo bávaro obligó a cambiar de planes y utilizar uno de los coches que la escuela pone a disposición de los alumnos, un Toyota FJ Cruiser con alimentación mixta de gasolina y GLP.
Junto al eficaz todoterreno japonés, compartimos curso con un Jeep Cherokee de 2004, un enorme Toyota Land Cruiser Limited de 2014, un Mitsubishi Montero corto de 2007 y, como no podía ser de otro modo, un veterano Land Rover Defender, en activo desde hace nada menos que 23 años.
Era, por lo tanto, una magnífica oportunidad para comprobar in situ cómo se comportan los diferentes sistemas de tracción, desde el rústico pero resuelto icono británico a la robusta solvencia, hoy en día con gran apoyo electrónico, del Land Cruiser.
La primera parte de la práctica 4×4 discurre en la zona 1 de las instalaciones de Bassella Experiences, en la que se han construido diversos obstáculos que evocan situaciones críticas de conducción off road. Zanjas, colinas, vadeos e inclinaciones laterales, entre otros, permiten al conductor sacudirse los primeros miedos, sin árboles que esquivar. Se dan dos pasadas a cada dificultad, y el avance de la primera a la segunda es espectacular.
A continuación nos adentramos en la zona 2, que combina un circuito de motocross con el paso por pistas más o menos estrechas. Como nos tocó un día de lluvia, el agarre de la tierra dejó paso a un barro muy resbaladizo que dificultaba y ralentizaba el paso por determinadas zonas.
Esa circunstancia sirvió para aprender que en la conducción 4×4 es muy recomendable ir siempre en grupo, y muy necesario el trabajo en equipo. El Toyota Land Cruiser sufrió un toque que dañó el paragolpes delantero, que hubo que atar con una cuerda para que aguantara hasta el taller de baSSella experiences, donde se realizó un arreglo que les permitió volver a casa sin problema tras finalizar el curso.
Después de comer, Enric decidió que nos dirigiéramos a la zona 3, donde se esconde un circuito de entrenamiento para rallies atravesado por todo un laberinto de pistas estrechas. Allí, una serie de recorridos aparentemente sencillos de repente se convierten, como quien no quiere la cosa, en obstáculos de dificultad baja y media en seco (cuando los encaras por segunda vez…), y alta o muy alta cuando el terreno está húmedo.
De hecho, en la primera que me encontré, fui incapaz de superar un salto que, en condiciones normales, Enric aseguraba que no suele presentar gran dificultad, de modo que tuvimos que hacer uso de una eslinga, de la que estiró el Mitsubishi Montero. Una prueba más de que la práctica de la conducción off road debe hacerse con varios vehículos.
Superado el salto, seguimos camino por otras pistas hasta ir a «la roca», punto de referencia habitual de los cursos de conducción 4×4 de Bassella. De nuevo, la humedad hacía imposible trepar por ella, pero la foto intentándolo era casi obligatoria.
baSSella experiences es un conjunto de empresas especializadas en experiencias relacionadas con el mundo del motor.
Ubicado en la carretera C-14, ruta más común del camino hacia Andorra, cuenta con el Museu de la Moto como uno de sus principales reclamos, así como con unas instalaciones de 150 hectáreas en las que, entre muchas actividades, desarrollan estos cursos de conducción 4×4.
Como proveedores de experiencias, los cursos están abiertos a toda la familia (de hecho, todos los alumnos vinimos acompañados), aunque sin duda quien más provecho sacará de ellos será el conductor de turno, que por 95€ tendrá la oportunidad de mejorar su capacidad al volante de su todoterreno en una situación real pero controlada.