Ya está aquí y no parece que vaya a haber vuelta atrás. La Comisión Europea ha presentado su paquete de medidas «Fit for 55» para alcanzar la neutralidad de carbono en Europa de aquí al año 2050. Y entre ellas, la propuesta (no vinculante, pero casi) es que de aquí a 2030 los fabricantes reduzcan las emisiones de dióxido de carbono un 55 % en turismos y furgonetas. En los 5 años siguientes, en 2035, las emisiones tendrán que ser cero. De hacerse realidad, en la práctica esta medida implicaría el fin de la venta de vehículos ligeros con motores de combustión interna en el Viejo Continente.
Menos de trece años y medio. O lo que es lo mismo, el próximo coche que te compres debería ser, con casi toda seguridad, el último con motor de gasolina o diésel. Y aquí hay que meter a todos los coches híbridos, sean de GNC (gas natural), GLP (gas licuado del petróleo) o electrificados. Y este detalle es importante, porque los que montan hoy tecnologías de hibridación suave (mild-hybrid o MHEV), los «autorrecargables» e incluso los híbridos enchufables (Plug-in hybrid o PHEV) también tienen fecha de caducidad.
Los propulsores alternativos pasarán a ser los únicos disponibles
De modo que, con la tecnología que conocemos hoy, la movilidad en automóvil solo será posible con coches alimentados por baterías. También los de pila de combustible, si se desarrolla adecuadamente la tecnología de los motores alimentados por hidrógeno. Marcas como Hyundai, Toyota o BMW siguen esta línea, aunque su aplicación en coches de calle sigue haciéndolos excesivamente caros y poco rentables.
Ahora probablemente pienses que 2035 queda muy lejos. Pero si tenemos en cuenta que actualmente la edad media de los coches que circulan en España es de nada menos que 13,2 años, tal y como explicaban en Faconauto el pasado marzo. Así que parece claro que el próximo coche que te compres será el último que podrás repostar en una gasolinera.
Pero si las gasolineras van camino de convertirse en vestigios del pasado, ¿dónde se recargarán/repostarán los coches del futuro? Pues parece que lo tienen todo pensado. La Comisión Europea también ha incluido en sus propuestas la obligación de que cada Estado de la Unión asegure la instalación de puntos de recarga eléctrica. La idea es que haya al menos uno cada 60 kilómetros en las principales carreteras del continente (la red que denominan Trans-European Transport Network, o TEN-T). Primero de 300 kW en 2025, y en 2030 deberían alcanzar los 600 kW cada uno de ellos.
Para cumplir con este plan habría que instalar cerca de 100 electrolineras. Esto garantizaría el abastecimiento eléctrico desde la frontera con Francia hasta Algeciras. Un camino sería siguiendo el Mediterráneo (vía Barcelona y Valencia) y otro entrando por el País Vasco para pasar por el centro (Madrid, Sevilla). Esta segunda vía también abriría dos pasos hasta Portugal (Oporto y Lisboa). Sería, pues, cuestión del Gobierno español de turno asegurar un suministro adecuado para regiones como Galicia o Castilla-La Mancha, hoy excluidas de este plan.