Prueba BMW 320d Touring: equilibrio total

Prueba realizada por: GAP

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El frenesí del concepto monovolumen, como posteriormente el de los SUV, hicieron pensar a más de uno que la búsqueda de la versatilidad y la holgura sólo tenía sentido si se hacía en vertical. Como los rascacielos. Sin embargo, para quien prefiera estar en todo momento lo más cerca posible del asfalto y disfrutar de una conducción algo más deportiva, la opción del vehículo con carrocería familiar no ha perdido fuerza con el paso del tiempo.

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En el mercado de las marcas Premium, y con la notabilísima excepción de Mercedes, que ofrece todo lo posible y más en carrocerías, la búsqueda del espacio suele desembocar en una carrocería familiar, aunque probablemente sea por simple conservadurismo. La alemana BMW es una de ellas. El Serie 3 de 2.0 litros diesel es el modelo más vendido en la carrocería Touring. Ofrece algo más de espacio que la berlina y una mayor modularidad con el mismo comportamiento dinámico.

En el 320d Touring la sensación de equilibrio es total. Un vehículo con un excelente bastidor, tacto ligeramente deportivo, prestancia estética y un extra de espacio en el maletero. Un motor diesel de consumo relativamente contenido con una gran margen de utilización y una entrega de potencia de gran suavidad. Nada resulta estridente en el conjunto.

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El motor de cuatro cilindros, 2.0 litros y 177 CV del BMW 320d Touring se define por su enorme suavidad en la entrega de potencia. El par máximo de 340 Nm se alcanza a las 2.000 rpm y la potencia máxima a las 4.000 rpm. El rango de utilización del propulsor es generoso y facilita unas buenas recuperaciones a partir de 80 km/h en cuarta y quinta velocidades. En todo el margen de revoluciones se dispone de niveles de potencia suficientes, y cuando se acelera a fondo el propulsor jamás da la sensación de alterarse, entregando la potencia de forma siempre progresiva.

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El propulsor diesel destaca también, y mucho, por su baja rumorosidad. No resulta en ningún momento molesto para los ocupantes, incluso a plena carga, gracias en parte al buen aislamiento del habitáculo, pero a su vez se mantiene siempre presente, como debe ser. Va asociado a un cambio manual de seis velocidades de recorridos cortos y de guiado preciso. A pesar de que una primera y segunda velocidades algo más toscas pueden penalizar el confort de marcha en carreteras muy reviradas, a partir de la tercera las relaciones se suceden con una enorme suavidad, facilitando una entrega de la potencia muy progresiva y constante hasta el corte, sin desfallecer en ningún momento.

Una de las ventajas de unir este propulsor diesel de 2.0 litros con la Serie 3 Touring es que los consumos se mantienen relativamente contenidos entorno a los 6 l/100 km en conducción mixta, siempre y cuando no se abuse del acelerador y se utilice correctamente el cambio. En este sentido, en desplazamientos urbanos el consumo de combustible puede llegar a ser notablemente reducido para un coche de estas características. A ello contribuye también el sistema Start&Stop, de serie en el BMW 320d Touring. A falta de una comparativa directa entre las versiones manual y automática, según el fabricante los niveles de consumo son algo más reducidos con la versión manual.

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La tracción trasera, el excelente reparto de pesos entre ejes 49/51, y un bastidor que no olvidemos está diseñado para soportar sin estrecheces el empuje del motor de seis cilindros en línea y 306 CV del 335i, nos pueden dar una idea de los niveles de calidad que consigue el 320d Touring en comportamiento dinámico. No hay duda de que estamos conduciendo un BMW, una clara referencia en el segmento por su deportividad incluso con carrocería familiar.

El chasis del Serie 3 Touring es, cronómetro en mano, tan rápido y efectivo como el de la berlina, y cuando monta uno de los motores más pequeños de la gama, sólo por encima del 318d de 143 CV, la sensación de holgura y equilibrio es total. En la nueva generación del modelo se han introducido cambios significativos en el sistema de suspensiones que contribuyen a acentuar su tacto deportivo. El eje delantero de aluminio y doble articulación, más ligero que el de su predecesor, y un eje posterior de cinco brazos garantizan capacidad tracción en todo tipo de apoyos y un buen confort a velocidades más elevadas.

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A pesar de que la actual generación de la Serie 3 también ha crecido en longitud, anchura y batalla respecto a su predecesor, no podría decirse que el 320d Touring se comporte de forma torpe en carreteras reviradas, al contrario. Sorprende el dinamismo de un familiar de 4,5 metros de longitud. La dirección es precisa y permite localizar eficazmente el vértice de la curva. En apoyos violentos puede mostrarse subvirador, aunque la sensación de control y facilidad de conducción prevalece, algo a lo que contribuye el buen guiado de un cambio de marchas de recorridos cortos, que evita posibles indecisiones en la entrada de la curva.

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Una de las ventajas en cuanto a sensaciones y conducción deportiva es la posibilidad de desconectar parcialmente los sistemas electrónicos de ayuda a la conducción. Con el control de tracción (DTC) desactivado, el umbral de intervención se relaja y ello permite mover la trasera durante el viraje con bastante facilidad. Si la maniobra apunta con superar los límites de lo razonable, interviene el control de estabilidad (DSC) frenando las ruedas apropiadas para recuperar a trazada óptima. En este punto hay que añadir las ventajas de contar con la Dirección Activa que equipaba la unidad probada, disponible opcionalmente por 1.480 €. El sistema de Dirección Activa no sólo adapta el ángulo de dirección en función de la velocidad, sino que aplica un ligero par en el volante para corregir maniobras que amenacen con un sobreviraje pronunciado, especialmente acelerando a la salida de las curvas.

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Con el DSC y el DTC conectados, los sistemas electrónicos impiden que el vehículo pierda en ningún momento la dirección apropiada y la capacidad de tracción, incluso sobre firmes muy resbaladizos. La unidad probada estaba equipada con el sistema básico del control dinámico de estabilidad DSC. En carreteras más abiertas, el 320d Touring nos ofrece lo mejor de sí mismo, con un gran aplomo en curva rápida y un elevado nivel de confort a altas velocidades.

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El puesto de conducción del BMW 320d Touring es difícilmente mejorable. Los asientos permiten multitud de reglajes para encontrar la posición idónea al volante, y no dejan de ser cómodos aún cuando mantienen un buen nivel de sujeción y un buen apoyo lateral en conducción deportiva. Todos los mandos son funcionales y se encuentran al alcance, mientras que los acabados son de buena calidad en todo el habitáculo. La palanca del cambio de marchas en concreto, de recorridos cortos, se sitúa en una buena posición respecto al conductor en todas las relaciones.

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Como es habitual en BMW, la información que se suministra al conductor es clara y precisa sin llegar a sobrecargar. El sistema iDrive, muy criticado cuando fue introducido en la Serie 7, ha ido ganando funcionalidad con el tiempo, aunque se requiera algo de práctica para poder utilizarlo de forma rápida mientras se está conduciendo. La colocación de unas teclas de acceso rápido y un funcionamiento algo más intuitivo de los menús en pantalla mejoran sustancialmente el funcionamiento del anterior iDrive, que todavía montan varios modelos de la marca bávara. Una segunda visera en el salpicadero facilita la visibilidad de la pantalla del sistema iDrive y del navegador en todas las condiciones de iluminación.

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El aumento de tamaño de la actual generación de la Serie 3 permite ofrecer el espacio y la comodidad suficiente para los cinco ocupantes. El maletero también ha crecido en 25 litros respecto al Serie 3 Touring precedente, llegando a los 460 litros de espacio útil de carga y a los 1.385 con los asientos traseros abatidos. A pesar de ello, el 320d Touring ofrece menos espacio de carga, aún sin incluir rueda de repuesto, que algunos de sus rivales más directos como el Audi A4 Avant -con 490 y 1.430 litros con los asientos abatidos- o el Mercedes C220 CDI Estate -con 485 litros.

La apertura de la luneta trasera sin necesidad de abrir la puerta del maletero garantiza un acceso cómodo y rápido al espacio de carga, aunque el sistema obliga a estar pendiente de recolocar la bandeja plegable, ya que ésta elimina toda la visibilidad trasera a través del retrovisor interior. A nivel de seguridad pasiva, el BMW 320d Touring equipa un mínimo de seis airbags. La unidad probada también contaba con el eficaz sistema de asistencia al aparcamiento PDC y el ya imprescindible equipo de iluminación diurna.

El BMW 320d Touring invita a pensar en equilibrio. Además de poseer el espacio, la comodidad y la modularidad de un vehículo familiar -sin ser uno de los vehículos más espaciosos de su segmento- obtiene unos excelentes resultados en una conducción más dinámica. El motor diesel de 2.0 litros consigue mantener los consumos en cifras muy razonables incluso en conducción urbana, y ofrece un tacto algo deportivo sin llegar a comprometer un excelente bastidor y sistema de suspensiones, que prevalecen sobre el conjunto.

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