Prueba Mercedes Marco Polo 220d: aventurero de altura

Mercedes Marco Polo

 

Prueba Mercedes Marco Polo 220d: aventurero de altura

Prueba y opiniones por Gaby Esono

El mundo ‘camper’ es relativamente nuevo para mí, debo reconocerlo. A través de los compañeros de encaravana.com surgió la posibilidad de probar esta Mercedes Marco Polo cedida por Autolica, concesionario oficial de la firma de la estrella en Barcelona, y no supe decir que no, sobre todo por el recuerdo que me quedó tras probar hace tiempo a su archirrival, la Volkswagen California.

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Lo cierto es que el fenómeno camper, el de furgonetas habilitadas para pernoctar en su interior, vive un momento dulce. Pasada la crisis, el público ve estos vehículos como la opción más versátil para disfrutar de las vacaciones en los lugares más insospechados.

Para los amantes de las vacaciones sobre ruedas, las camper tienen dos alternativas: las caravanas, que son más baratas pero someten a un sobre esfuerzo al coche y condicionan su vida útil, además de que solo permiten disfrutarlas de camping en camping.

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Y las autocaravanas, auténticos hogares rodantes, con los que se puede recorrer medio mundo a todo confort, siempre que no tengas mucha prisa ni vayas justo de dinero, porque suponen una inversión importante para un objeto que solo se va a usar ocasionalmente.

Eso explicaría el auge de las camper, que al permitir una total libertad de movimientos hacen que la estrechez de su interior sea apenas un mal menor cuando estás de camino a vete tú a saber donde.

Cualquiera que esté un poco familiarizado con la conducción de un turismo grande -tipo todoterreno o monovolumen de 7 plazas-, encontrará rápidamente acomodo en la Mercedes Marco Polo. No en vano, se trata de la transformación oficial a vehículo camper del Mercedes-Benz Clase V, que la firma de la estrella produce en su factoría de Vitoria y luego envía a los especialistas de Westfalia para que operen su magia.

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La variante de esta prueba montaba el veterano propulsor diésel de 4 cilindros y 2.143 cc, en su versión de 163 CV, que entrega además un par motor de 380 Nm que se dirigen a las ruedas traseras a través del eficaz cambio automático 7G-Tronic Plus opcional, de convertidor de par y 7 velocidades.

De serie se ofrece con cambio manual de 6 marchas, y como interesante opción también se encuentra el sistema de tracción total 4Matic, toda una garantía cuando queremos llevar la aventura un paso más allá…

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Sea como fuere, para un uso llamémosle convencional de la Mercedes Marco Polo, esta combinación de motor y cambio se me antoja como la más razonable y racional. Ofrece un rendimiento más que suficiente para realizar largos cruceros a una velocidad superior a la media (los 193 km/h de velocidad máxima o los 13,4 segundos en el 0-100 km/h deberían bastar a la mayoría de conductores), y no le hace ascos a los repechos, aunque vayamos a plena carga.

Eso sí, cuando llegan las curvas, no tarda nada en recordarte que estamos a los mandos de un monovolumen grande y sus 2,4 toneladas de peso, sumadas a su elevado centro de gravedad, imponen su ley.

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Vamos, que facilidad de conducción la que quieras, y el confort de marcha es espectacular (el tren de rodaje de confort de serie también tuvo algo que ver en ello) pero alegrías las justas, ya que las inercias hacen pronto de las suyas y obligan a hacer sí o sí el tipo de conducción para el que está pensada la Mercedes Marco Polo. Si no quieres resignarte a ello, siempre puedes optar por la suspensión deportiva o la adaptativa Agility Control.

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En cuanto a los consumos, la marca declara para este aparato una media de 6,9 l/100 km, que son verosímiles a velocidades moderadas en autopista, pero que en cuanto salimos de ella pueden acercarse sin mucho problema a los 9 l/100 km a poco que queramos evitar montar una caravana de coches detrás de nosotros en carretera.

Si en algo ha de merecer la pena la inversión en un automóvil como la Mercedes Marco Polo, es precisamente en su interior. Lucir la estrella en la parrilla delantera implica una gran responsabilidad, y en este caso puedo afirmar sin temor a equivocarme que cumple las expectativas.

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La calidad de acabados y materiales que se le supone a un Mercedes-Benz se encuentran también en el Marco Polo, que añade a esas virtudes un excelente trabajo de preparación como camper.

No es solo que, como es habitual en la marca, ofrezca todo tipo de accesorios y detalles de personalización, sino que además todo parece estar medido y estudiado para que ajuste a la perfección y uno solo tenga que ocuparse de ser bien ordenado.

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Cocina, fregadero, ducha, mesa para cuatro, cama para otros tantos, multitud de espacios para guardar objetos, sistema de climatización auxiliar, numerosos enchufes (de mechero) y conexiones USB (por supuesto)… la lista de posibilidades se alarga hasta el infinito.

Y, como decía, no es solo que se pueda tener todo lo que uno se imagine, sino que además todo cuadra. En este sentido, para los que nunca han habitado en una vivienda rodante, merece la pena advertirles de que en cualquier camper cada cosa tiene su sitio.

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Al contrario que una roulotte grande o una autocaravana, el espacio es muy limitado y conviene ser organizado. Por ejemplo, los asientos traseros se pliegan eléctricamente para convertirse en cama y se pueden hinchar para ajustar su dureza, pero antes de prepararlos para dormir es imprescindible desplazarlos longitudinalmente hacia delante para que el respaldo pueda bajar por completo, y antes de eso es necesario asegurarse de que no necesitaremos nada de lo que tengamos guardado bajo los armarios de la cocina. Lo dicho, cuestión de orden.

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Por cierto, hablando de las camas, el acceso a la superior lógicamente es más complicado, pero una vez arriba la combinación de colchón y somier es más asimilable a un catre convencional, y por tanto bastante más cómodo que los asientos de abajo (aunque para estos se ofrece una «colchoneta confort», por 450 €). Además, cuenta con respiraderos con mosquitera, así como las conexiones USB que mencionaba antes y dos lámparas. Si vais dos parejas, os pelearéis por la cama de arriba.

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Eso sí, el sólido mecanismo manual para levantar el techo para usar la cama superior requiere tanta fuerza como destreza cuando se quiere plegar. El asa para hacerlo da la impresión de que durará menos que la propia Marco Polo, pero teniendo en cuenta que el sistema Easy Up de accionamiento eléctrico cuesta 1.996,50 €, casi preferiría comprar un asa de recambio y guardarla en un sitio que recuerde y que no moleste.

Si no fuera por los precios, de los que hablo en la siguiente sección, diría que el Mercedes Marco Polo es perfecto para cualquier tipo de familia. Monoparentales, jóvenes con o sin proyecto, padres con hijos pequeños o ya creciditos, basta con que tengan en común una idea clara de que el tiempo libre lo disfrutarán viajando en busca de actividades muy lejos del ámbito urbano.

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En este sentido, nuevamente, las múltiples configuraciones que permite la Marco Polo hacen que todo el mundo pueda encontrar una versión a su medida. O casi.

La unidad que tuve ocasión de probar era de cuatro plazas, aunque como las traseras se desplazan longitudinalmente, se pueden montar otras dos más, aunque eso sacrificaría espacio de maletero. En este caso, gran parte de ese espacio se dedicaba al baúl donde se guardaban el juego de mesa de camping y dos sillas (245,63 €) para comer fuera del coche.

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Otra cuestión a tener en cuenta era que, con dos niños pequeños como los míos, las sillitas infantiles suponían un engorro más a la hora de prepararse para comer o dormir (yo las acabé dejando en los asientos delanteros). Es un problema pasajero, ya lo sé, pero que conviene tener claro a la hora de decidirse por una camper tan lujosa.

La gama de la Mercedes Marco Polo a secas es la más alta de las cuatro que componen la oferta camper de Mercedes-Benz, formada por las Marco Polo Horizon, Marco Polo Activity y Marco Polo Activity Sport.

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Una Mercedes Marco Polo 220d Larga con cambio manual y tracción trasera cuesta en España, de partida, 54.752,50 € (62.237,56 € el 4Matic de tracción total) a los que habría que sumar en el caso que nos ocupa el cambio automático 7G-Tronic Plus (2.911,26 €).

A partir de aquí, la lista de ítems con los que se personalizó esta unidad contaba con elementos como el Paquete de Aparcamiento con cámara de 360º (1.871,87 €), las llantas de aleación AMG 8J x 19 pulidas a alto brillo  (2.839,87 €), la pintura metalizada azul cavansita (1.535,49 €), faros delanteros de LED (2.150,17 €), la luneta trasera de apertura independiente (556,60 €), el toldo lateral (836,11 €), el volante de cuero (222,64 €), el aire acondicionado semiautomático Tempmatic posterior (1.003,09 €; el delantero es de serie), navegador Garmin (694,54 €), entre otros, que en total sumaban más de 67.000 €.

 

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