Prueba Jeep Grand Cherokee 3.6 V6 Overland: pomposo equilibrista

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Prueba realizada por Gabriel Esono

La imagen de Jeep ha ido siempre ligada a la producción de robustos vehículos todoterreno. No es que sea necesario remontarse a los tiempos de Willys y la Segunda Guerra Mundial para encontrar auténticos referentes 4×4 en la historia de la marca, aunque sin duda la parrilla con las

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grandes tiras verticales de los coches del ejército americano, vistas en infinidad de películas, explican en gran medida lo que la firma campera del Grupo Chrysler, hoy bajo el amparo de Fiat, representa en el mercado.

Cabe decir que el auténtico heredero del mítico 4×4 es hoy en día el Jeep Wrangler, un coche que ha sabido mantener la esencia labrada por la marca durante sus 7 décadas de existencia. Pero los tiempos cambian, y Jeep lógicamente se ha ido adaptando a lo que demandaba el público. Tras su probada eficacia en el ámbito militar, la marca fue desarrollando productos más civilizados y utilizables para el día a día, tanto para un ámbito rural como en aquellos en el que el asfalto y el cemento son los intermediarios.

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Con estas premisas, en la actualidad el Jeep Grand Cherokee, que en Estados Unidos se ofrece con versiones más modestas que las que se ven aquí (incluso sólo con tracción trasera) podría considerarse el no va más en su catálogo.

Es cierto que produjo automóviles aún más grandes, como el Jeep Commander, y también es verdad que modelos como el Jeep Compass muestran un acercamiento a las últimas tendencias del mercado y a segmentos más populares.

Sin embargo, el todoterreno que puedes ver en las imágenes es, dentro de la actual oferta de Jeep, el que mejor aglutina la representatividad de una berlina de lujo con la capacidad trialera que se le supone a cualquier modelo que tenga las cuatro letras de la marca presidiendo su frontal.

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No son pocos los conductores que valoran positivamente estos rasgos, a los que se suma el atractivo que para muchos tiene su origen americano. Esto lo hace verdaderamente único y lo distingue del resto de modelos con los que se las tiene que ver.

Lo que ocurre es que, salvo el Land Rover Discovery y los japoneses Toyota Land Cruiser y Mitsubishi Montero, el resto de miembros de esta selecta categoría añaden un plus premium que tiene un claro reflejo en el precio. El Range Rover sería el primer referente de origen europeo, aunque no son nada desdeñables las propuestas alemanas, con el Mercedes-Benz Clase M y el Volkswagen Touareg como las otras alternativas europeas reales, al ofrecer reductora y bloqueo de los diferenciales (como opción), algo que no se espera de un Audi Q7 o un BMW X5. Del Porsche Cayenne y del Lexus RX 450h, el «deportivo» y el «ecológico» del segmento respecticamente, mejor ni hablar, porque las diferencias con el americano van mucho más allá de las que afectan a la cartera.

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Los tiempos cambian, pero no tanto. Para Jeep, como buen fabricante americano, lo principal es ofrecer buenos motores de gasolina, entendiendo por bueno que al pisar el acelerador den una respuesta satisfactoria, independientemente de que sean más de dos toneladas las que lleve a cuestas.

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El propulsor 3.6 V6 de la unidad que hemos probado pertenece a la nueva familia de motores Pentastar de Jeep. Las cada vez más restrictivas normativas antipolución hacían necesaria esta evolución, que cuenta con culatas con doble árbol de levas y doble distribución variable (VVT). Gracias a ello, se ha conseguido subir la potencia hasta los 286 CV a 6.350 rpm y el par hasta los 347 Nm, a 4.300 rpm, con el 90% disponible entre 1.600 y 6.400 rpm. Como ves, me he leído el catálogo.

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Lo que en el folleto no se puede explicar es que este propulsor muestra una suficiencia muy digna. A pesar de que el cambio de marchas automático de 5 velocidades es muy suave pero también algo lento, la buena disposición del V6 a subir de vueltas, sobre todo en los dos primeros tercios del recorrido de la aguja del cuentavueltas, lo compensa bastante bien, siempre que tengamos claras las limitaciones en asfalto de este coche.

La primera impresión que da es la de ser un motor simplemente voluntarioso, pero a medida que haces kilómetros con él le coges gusto y no te importa acomodarte al ritmo que te marca, sobre todo porque al pisar el acelerador notas que no estás obligado a renunciar a una capacidad de aceleración notable ni a unos cruceros honrosos.

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Otra cosa es el gasto de combustible, un tanto elevado teniendo en cuenta que, a pesar de sus 286 CV, no estamos hablando de una versión prestacional. La marca asegura que han conseguido una reducción del 10% respecto al modelo anterior, y ahora declara una media sobresaliente, 11,4 l/100 km. Pues, por lo que he podido comprobar, para conseguir semejante cifra habrá que empujarlo en bajada.

Es cierto que en determinadas condiciones el ordenador de abordo señalaba valores entre 11 y 13 litros, gracias sobre todo a unos desarrollos de cambio excesivamente largos. Pero a poco que quieres mantener un ritmo decente, te ves obligado a realizar el kick-down y los consumos se disparan sin recato bien por encima de unos 17 l/100 km que me recordaron la limitada autonomía del BMW X5 M. Claro que aquello era una bestia con dos cilindros más, dos turbos más, casi 200 CV más…

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Todo aquel que tenga en mente adquirir un Jeep Grand Cherokee tiene que saber que se trata de un todoterreno con todas las de la ley, al menos las unidades que llegan a nuestro país. Es importante dejar esto claro de antemano, aunque pueda parecer de perogrullo, para que luego no se diga que no se avisó.

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Y es que hoy en día, con tantos segmentos y sub-segmentos en el mercado del automóvil, es fácil caer en el error de pensar que la imagen de un coche se corresponde con su talante, sobre todo cuando hablamos de los sucedáneos de 4×4 denominados SUV.

Jeep no juega para nada en esa liga sino que combina, por una parte, una impresionante capacidad trialera y una robustez refinada y, por la otra, una comodidad sobre el asfalto muy al estilo americano, apoyada en una amortiguación tirando a blanda.

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En carretera esta forma de funcionar invita a tomarse las cosas con calma, tanto más cuanto más revirado sea el camino, porque las inclinaciones de la carrocería, al menos con la suspensión de serie, son una constante que demuestra que la prioridad de la gente de Jeep no era hacer tiempos en un tramo de asfalto.

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Cuando me quedó claro que sobre el alquitrán había que tratar el grueso volante como si el de una enorme limusina se tratara, me puse a buscar caminos donde la elevada altura al suelo fuera una ventaja real. Amigo o amiga, ahí todo cambia.

Sobre terreno por civilizar no es que se trague las irregularidades como si fueran magdalenas recién horneadas, sino que con este coche no tendrías problema en atravesar la Península sin pisar una sola carretera.

Su capacidad de superar obstáculos es la mejor entre los 4×4 que hemos tenido la oportunidad de probar a fondo. Este Grand Cherokee vuelve a sorprender por su forma de hacer fácil lo que para otros, como el Volkswagen Touareg o el Nissan Pathfinder, fue toda una penitencia. Jeep podría haberse limitado a instalar una reductora para pasar el trámite, pero no.

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Para este todoterreno han desarrollado el sistema que llaman Select-Terrain, que complementa al Quadra-Trac II. Cuando se circula en 4WD High, este sistema puede enviar hasta el 100% del par al eje con mayor tracción en cada momento. Si la marcha es en 4WD Low, entonces la fuerza del motor se reparte al 50% entre ambos ejes, con lo que se garantiza capacidad de tracción en todo momento, aunque haya alguna rueda en el aire.

La mejora más relevante del nuevo dispositivo es que te permite seleccionar diferentes programas de funcionamiento según el embrollo en el que estés a punto de meterte. Si no quieres estar pendiente de nada más que de ir de A a B, entonces tienes la posición Auto.

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Para carretera, puedes girar la rueda hacia la Sport si quieres sentir cómo se mueven las inercias de sus dos toneladas (se desconecta el control de estabilidad…) o el Snow si estás a punto de llegar a Sierra Nevada. Ahora bien, si no te importa ensuciar el coche, tienes la posibilidad de marcarte un baile sobre arena o barro (Sand/Mud) o, ya para los más avezados, cruzar un terreno rocoso poniendo el sistema en modo Rock.

Este panorama habría sido, con seguridad, aún más interesante con la suspensión neumática Quadra-Lift, ya que con ella se puede variar más de 10 cm la distancia al suelo.

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Hace tiempo que las líneas de un todoterreno visten bien delante de un restaurante con varias estrellas Michelin.

En Europa lo descubrió Land Rover, que con su lujoso Range hace ya 40 años que maneja este concepto de representatividad con aires camperos.
El Jeep Grand Cherokee, con matices, sigue la misma filosofía que el ilustre británico.

Especialmente con esta versión Overland, la más equipada y única disponible en nuestro mercado, uno se siente en su interior como un acaudalado magnate tejano del petróleo o, quizá más ajustado a nuestro entorno, como un reputado viticultor de La Rioja.

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El cuero revistiendo los asientos eléctricos (con calefacción y ventilación), puertas y salpicadero, la madera presidiendo el grueso volante calefactado o el enorme doble techo panorámico (hasta tiene nombre: Commandview…) son algunos de los detalles que más llaman la atención. Casi tanto como la enorme disponibilidad de espacio para sus cinco plazas.

De hecho, los ocupantes traseros están como mínimo tan bien tratados como los que van delante, incluso el del centro. Como decía, casi como en una limusina, sólo que más alto y con el riesgo de pringarte de barro al salir. No me digas que no tiene su encanto.

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El Jeep Grand Cherokee con el motor 3.6 V6 es, de momento, la opción más accesible de la gama del 4×4 americano.

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En mayo se espera la llegada del anunciado 3.0 turbodiésel de VM Motori, cuyos 241 CV no deberían suponer una merma en las prestaciones, sobre todo teniendo en cuenta su imponente entrega de par: 550 Nm.

La oferta diésel, sin embargo, es una prioridad relativa para Jeep, que tiene en sus propulsores de gasolina su verdadero valor añadido.

En el caso de esta versión, estamos hablando de 58.245 €, un precio muy competitivo en comparación, por ejemplo, con el del Volkswagen Touareg 3.6 V6 FSI, que además de costar 3.000 € más, necesitas añadir otros 6.000 € suplementarios (e incluso algo más) para igualar equipamientos.

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Me he sentido a gusto conduciendo este coche. Acostumbrado a tratar con SUV más o menos aparentes, ha sido un verdadero placer tener entre manos un coche que, aunque no case con mis preferencias personales, ofrece todo lo que su imagen y su nombre prometen.

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Eso no es algo tan habitual de encontrar como debería, por eso es de agradecer que de vez en cuando te encuentres con una marca como Jeep que, al menos con este Grand Cherokee, ha sabido mantenerse fiel a sí misma.

Sí, es grande y aparatoso. Cierto, su tapicería de color crema dura dos días limpia. Indudable, los americanos nos traen sus coches como si aquí abundaran las autopistas de 5 carriles, en lugar de adaptarlos a carreteras reviradas.

Pero es que este automóvil simboliza todas esas cosas y alguna que otra más, y a cambio te pide bastante menos.

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