Especial cabrios: BMW M3, Mazda MX-5 y Volkswagen EOS

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Unir en un mismo reportaje al BMW más rabiosamente deportivo con un Volkswagen y un Mazda puede sonar a afrenta a las hordas de seguidores de la marca bávara, pero no tienen de qué preocuparse, porque no hemos tratado de enfrentarlos entre sí. Al contrario, lo que pretendemos es precisamente resaltar sus enormes diferencias de planteamiento. Son tres maneras muy diferentes de fabricar coches unidos por la posibilidad de conducir sin techo.

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El M3, uno de los iconos europeos (y por ende mundiales) del automovilismo moderno, siempre ha hecho gala de un comportamiento y unas prestaciones sólo al alcance de los más capaces, y no nos referimos al número de ceros de la cuenta corriente. A ello, la carrocería descapotable le añade un plus de exclusividad y, por supuesto, del placer al volante que sólo la conducción a cielo abierto puede proporcionar.

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El Mazda MX-5 es otro tipo de mito. Es ligero, coqueto y, sobre todo, divertidísimo de conducir, tracción trasera mediante. Estos tres valores han bastado al roadster japonés para ser uno de esos pocos coches que pueden vanagloriarse de contar con una personalidad definida. Es accesible para muchos pero deseado, realmente deseado, sólo lo será por aquellos que quieran vivir cada kilómetro intensamente, saborear las curvas igual que las rectas, bien con las dos manos asidas al volante o tal vez con el codo asomando por la ventanilla.

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Y luego está el Volkswagen EOS, el enésimo ejemplo de cómo se las gastan en Wolfsburg a la hora de producir coches para el pueblo. Derivado del Golf, el automóvil más representativo del conjunto del parque europeo (por número de ventas y por cantidad de competidores), hereda punto por punto todos sus valores: robustez, variedad de motores y equipamientos, gran confort y comportamiento seguro y asequible… Dicho de otra manera, el coche ideal para los que no necesitan recordar en todo momento que están conduciendo.

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